12 Situaciones que ocurren en el EIR
El EIR es una prueba en la que además de los conocimientos
aprendidos durante el período de estudios, se pone a prueba tu integridad y
salud mental, entre otras...
Las situaciones previas al examen, suelen tener
como protagonista a los nervios, estrés y preocupación por no saber si seremos
capaz de afrontar la gran prueba final para la que tanto tiempo llevamos
preparándonos.
Si sois opositores o postulantes al EIR, os habéis
presentado algún año, o habéis realizado simulacros, os veréis identificados en
algunas de las situaciones que os cuento. A fin de cuenta somos humanos y nos
enfrentamos al mismo estresor común: nuestro miedo irracional a no poder dar la
talla y fracasar después de tantos esfuerzos y dedicación.
Pues bien, es el día E y
ya estamos dentro.
1. Las colas del baño llegan a Mordor.
Vienes de casa, has intentado controlar la ingesta de
líquidos para que este factor no juegue en tu contra, pero ahí estás,
contemplas la cola preguntándote si necesitas pedir número como en la
pescadería o si realmente la hiperactividad de tu vejiga no es fruto de tu imaginación
estresada. Igual es el momento de repasar los distintos tipos de incontinencia,
no vaya a ser que no nos acordemos dentro de unos minutos.
2. Microinfartos de última hora.
Comienzan a llamar por apellidos en las aulas y te acuerdas
que no has revisado si llevas el DNI y los bolígrafos. Te llevas la mano al
bolsillo y ahora tampoco sabes si llevas tu teléfono móvil.
3. Prueba superada, ¿Su nombre?
Ya estamos dentro, nos sentamos donde nos indican, hacemos
el despliegue perfectamente milimetrado del material que vas a usar en el
examen, y del material que llevas “por si acaso”. Tu mesa queda muy bonita y
cuadras una y otra vez el cuadernillo mientras intentas escuchar las
instrucciones que en ese momento te parecen lo más vital del mundo mundial,
aunque ya te las sabes de memoria. Y llega el momento de girar el cuaderno y…¡sorpresa!
La primera pregunta en la que dudas no la llevas estudiada: nombre y apellidos.
¿Dónde pongo el nombre, pongo también los apellidos? Ah no, hay otro cuadro para
eso. Y, ¿cómo se escribe mi apellido?
4. Pregunta número 1
Te suena de algo, pero no sabes muy bien de que asignatura
es, ni cuál es la respuesta. Decides leer la siguiente, y otras dos más, pero
no tienen mejor suerte que la primera. Vamos a hacer las reservas, por eso de
entrar en calor y aliviar los nervios.
Pues parece que las de reserva tampoco te la sabes. ¿Qué nos
dijeron en la academia? Ya has leído las primeras y las últimas. Pues leeremos
hasta que alguna nos suene, y ya iremos concentrándonos, y si no ME BAJO DE LA
VIDA.
5. Búsqueda de ovejas negras:
Cuando la concentración, la memoria o los nervios nos
traicionan, no nos queda otra que comenzar la búsqueda de ovejas negras. ¡¡¡A
la caza de los Siempre/Nunca!!! Pero, resulta que tampoco es tan ideal como en
los simulacros, porque si dudamos de nuestro nombre, ¿Cómo no vamos a dudar de
esto?, ¿Si aparecía un siempre/nunca quería decir que era una afirmación o
negación rotunda y no dejaba lugar a otras opciones, o sí que puede ser si sólo
hay una única opción a esta respuesta?
6. Un examen EIR no puede tener preguntas
tan fáciles:
Después de 100 preguntas de una dificultad que consideras
superior a tus expectativas, te encuentras con una pregunta tipo, ¿el EIR es
para enfermeros o para astronautas? Son los regalos que de vez en cuando
aparecen en estos exámenes, pero tu mente vuelve a hacer de las suyas y
comienzas a analizar cada coma, punto, interrogación y forma de redacción de la
pregunta porque no puedes creerte que exista una pregunta tan fácil. Nos
encanta el auto sabotaje.
7.Opciones 1 y 3 son correctas
Cuando llegas a la mitad del examen, comienzan a aparecer
los principales síntomas de cansancio y encontrar respuestas de este tipo es un
verdadero alivio. Si leemos una opción que aparezcan las opciones 1 y 2 son
correctas o la 1 y 3 son falsas, nos da igual que pongan que decidimos que
tiene que ser esa. El problema llega cuando en lugar de leer la simpleza de la
pregunta comienzas a leer algo del tipo “Es correcto que si fuese falso que la
1 y la 2 son correctas la tercer sería falso validando la 4 como correcta” ¡¡¡Y
YA LA HEMOS LIADO!!!
8. Si hay mucho texto esa es la correcta:
¿O no? Tenemos la estupenda tendencia de pensar que para qué
se van a molestar en redactar una respuesta tan larga y completa si no tiene
como fin ser la correcta, así que cuando no tenemos ni idea de ni siquiera qué
nos están preguntando, nos decantamos por esta opción como la única posible.
Cuidado con esto, pues muchas veces no suele ser así. Hay que leer SIEMPRE
todas las preguntas y NUNCA demos nada por hecho.
9. ¿Cuánto queda para salir?
Cada persona se ha organizado y gestionado su tiempo en cada
uno de los simulacros, por lo que, si solemos salir a hacer un pequeño
descansito, tenemos que tener en cuenta el tiempo para no caer en los períodos
en los que no podemos salir. En mi caso, nunca hacía parón para salir en los
simulacros, ni lo necesitaba, pero en el momento del examen se volvió una
pequeña obsesión el saber si se podía salir o no.
10. Llevo cuatro opciones de la 1, seguro
que algo va mal
Acabas de responder con total seguridad cuatro preguntas
seguidas, pero si las vas pasando a la planilla directamente, te das cuenta de
que es la cuarta opción 1 que marcas. Si tenías una seguridad pasmosa mientras
respondías, ya de nada sirve pues si la siguiente pregunta vuelve a ser la
respuesta 1 piensas que estás metiendo la pata hasta el fondo. Somos así de
inteligentes.
11. ¿Es muy pronto para levantarse y
entregarlo?
Normalmente, la presión y el estrés al que estás sometido en
esta prueba, puede hacerte acortar un poco el tiempo que normalmente empleabas
para realizar los simulacros. Como sabréis, hay unos períodos (creo recordar
que son los 30minutos primeros y últimos) en los que no se puede salir del
aula, por lo que comienzas a agilizar el repaso para poder salir antes de que
comience el último tramo. Aunque luego tu conciencia no te deje levantarte del
sitio.
12. La entrega:
Y por fin has repasado ya 3 veces, has comprobado que todas
las preguntas están transcritas en la planilla correctamente y que no has
saltado ninguna. Has acabado. Miras alrededor y ves que menos de 10 personas
han entregado el examen. De repente tu examen se vuelve muy interesante de
nuevo y empleas los 30 minutos finales haciendo como la que sabe mucho y va mal
de tiempo. Y hasta aquí, el PARIPÉ final.
Nos hemos estado preparando durante un año, como poco, para
este gran día, por lo que hay que olvidar lo que pensemos ante las adversidades,
confiar en nosotros mismos, e intentar ser la mejor versión de ti pase lo que
pase. La mente es prodigiosa y en nuestro poder estará que la influencia de
nuestro subconsciente sea positiva o negativa. No olvidéis que nadie es mejor
que nosotros y que simplemente estáis haciendo un mero trámite para conseguir
vuestra ansiada plaza.
Todo lo demás quedará en anécdotas como las que os traigo
hoy.
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