El Mundo, un Pañuelo

¿Cuántas veces nos hemos dicho se acabó, empiezo de cero, las cosas van a cambiar? ¿Y cuántas otras te vuelves a lamentar por ser la misma persona que se vuelve a equivocar en el mismo error de hace menos de un mes? Las mismas veces que te dices a ti mismo antes de dormir (el momento de las ideas geniales)  mañana me voy a comer el mundo, voy a aprovechar cada segundo de mi vida, a partir de ya empiezo a vivir más y pensar menos, hoy será el primer día del resto de mi vida... 


      La vida está hecha de momentos en los que somos esclavos de nuestros pensamientos, palabras y actos, que nos hacen equivocarnos y acertar, pero de los errores se aprende y de los aciertos, como de los errores, siempre obtenemos algo.

      Hoy comienzo a darme cuenta, a mi escaso cuarto de siglo, que la vida pasa en lo que dura un parpadeo, que nos pasamos los días esperando que llegue mañana, que salga el sol de un nuevo día cargado de matices, olores, personas, lugares y sonidos, donde seremos mejores personas, haremos más deporte, querremos más a nuestras familias, pero no sabremos apreciarlo porque estaremos esperando que llegue mañana.

       Siempre tenemos un sueño frustrado, un amor no correspondido, un trabajo que no nos llena, un círculo social demasiado reducido, gente que vive para trabajar en lugar de trabajar para vivir, gente con miedos, con limitaciones... El mundo es muy injusto, está mal repartido y como yo siempre digo, es un pañuelo, pero un pañuelo que no deja que nos sequemos ni el sudor ni las lágrimas. Es un pañuelo porque tarde o temprano, es tan pequeño que todos nos encontramos, para bien o para mal. Nos permite aprender de los demás, conocernos a nosotros mismos y nos ayuda a avanzar. Me gusta que el mundo sea un pañuelo, porque basta con apretarlo para encontrar pronto tus respuestas. En este pañuelo, existen varios tipos de persona: 

  • Las conformistas, esas personas que no aspiran a nada en la vida, que dejan los sueños para el descanso nocturno y que tienen una zona de confort bastante limitada, con sensores de alarma, vallas electrificadas, policías de patrulla y pitbulls de caza que se activarán si sus pensamientos se desvían de esta zona.
  • Tenemos por otro lado a la zona contraria, los que tienen la cabeza en las nubes pero se les olvidó la toma de tierra y no saben volver a pisar firme. Yo los llamaría Peter Pan, los siempre niños. Estas personas creen que la vida es una fiesta (que lo es) pero de ilusiones no se vive.  No se ponen límites, no toleran ataduras algunas, viajan con el viento, sin rumbo, con origen pero sin destino.
  • Están los que son puro amor. Su motor principal es el amor, hasta el punto que puede llegar a ser una enfermedad. Viven para buscar a su príncipe azul que venga a buscarlos en su corcel blanco o la princesa a la que rescatar del castillo con su bruja malvada, pero no saben vivir de otra forma. Su vida acaba condicionada al amor, y sus decisiones estarán marcadas por la otra persona.
  • En antítesis al anterior tenemos a los rompe corazones de oficio, esas personas que como Drácula no pueden ver el día en brazos de persona alguna, los que por la noche salen a sumar víctimas de su cuenta particular y que se enorgullecen de sus hazañas. De los que piensan que quedarse es ir demasiado lejos.
  • No olvidemos de las personas de corazón negro que juegan a ser perro de hortelano, ni viven ni dejan vivir. Esas que disfrutan de ver cómo les va mal a los demás. Esas que lo ven todo en gamas oscuras y que el arco iris es sólo para los libros de geología.


         Pues todos habréis tenido en cada descripción a una persona en la mente. Seguro que todos habéis conocido a alguien así que tanto nos da que pensar. Pero ninguno son modelos ideales con los que rodearnos para alcanzar la tan buscada felicidad. La vida hay que vivirla soñando despiertos, trabajando para vivir, amando con el corazón y sin límites, y ponerle estos límites al odio, a la oscuridad y al rencor. Las cosas se ven según la luz que las ilumine y el ángulo desde el que se enfoque. Los sueños están para cumplirlos y si puedes soñarlo, puedes hacerlo.


       Demustra a tus seres queridos lo que los quieres, sal, conoce gente, lee un libro, viaja, y si alguna vez sientes que tu corazón se oscurece, corre bajo la lluvia, corre tanto que sientas que tus pulmones están a punto de estallar, corre cuesta abajo, con el viento a favor y la lluvia en la cara, corre hacia el precipicio y cuando sientas que no das más de ti ríete, rie como si fuese la primera vez, ríe hasta que tus pulmones se llenen de felicidad y de energía, deja entrar la luz. Y no lo olvides, hay que saber que tren debes coger.





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