PUNTO MUERTO

Hay tormentas que iluminan la más profunda oscuridad; amaneceres que llenan de sombras el día más claro; vientos que traen risas, llantos, alegrías y tristezas, que alejan la lluvia, que cambian los ánimos, que limpian el clima. Vientos de cambios.


Él era un hombre valiente, fuerte, decidido, o al menos lo era cuando comenzó su camino.

Los comienzos están llenos de ilusión, optimismo, energía, determinación... Conforme avanzamos, vamos afrontando nuevos retos, conocemos personas, nos alejamos de otras, vivimos momentos que te hacen rozar el cielo, y otros que te impiden ver la superficie, nos enfrentamos a decisiones, nos encontramos problemas y aprendemos a solucionarlos y seguir adelante.

Cuando él echó a andar, no se planteó si el sendero se volvería abrupto o sinuoso, no contempló la posibilidad de que el camino acabase, o que se volviese intransitable y por lo tanto no pudo prever la situación en la que se encontró inmerso. Miraba alrededor y no reconocía el paisaje, se encontró en medio de la nada, sin una señal que seguir, sin nadie que lo guiase. Punto muerto.


  •          Me vuelvo a casa, no puedo más.
  •          ¿Qué casa?
  •          De la que vengo.
  •          Ni esa casa es ahora tuya, ni tú eres quien solía habitarla.
  •          Estoy cansado de luchar contracorriente.
  •          Si te dejas llevar por ella, te ahogarás.
  •          Pues me ahogaré.
  •          Existen otros caminos, no los ves porque no quieres mirarlos.
  •          Esta es la mejor solución
  •          Es la solución más fácil, pero ningún camino al éxito fue fácil y cómodo como pedir pizzas desde el sofá.
  •         ¿Qué puedo hacer?
  •         ¿Qué quieres hacer?
  •              Quiero ser feliz


Y fue entonces, cuando esa voz tan sincera, la que llevaba meses intentando acallar, se abrió paso como un rayo de luz, desde lo más profundo ser.

Y es que no sabemos si el hombre hace el camino, o el camino hace al hombre.

Al salir de la zona de confort, asumió sus imperfecciones, inseguridades, sus miedos e inquietudes, su humanidad, pero volvía a ser él, en una versión más personal, renovada.


A veces que para poder encontrarse, primero hay que perderse.




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