SIN PAUSA, PERO SIN PRISA

Septiembre, mes de comienzos, de reencuentros, de propósitos. Mes donde se comienza a crear esa lista de nuevos y buenos hábitos que debemos llevar a cabo con vistas a finalizar el año. Mes de cierre de etapas o procesos. Mes de cambios...




Atrás quedo un verano diferente. Mi primer verano sola ante el peligro. Y es que ser enfermera de primera línea de guerra no es tan idílico como pensábamos.

Urgencias ha sido mi primer destino en el servicio público de salud. Sí, he sido “la nueva de urgencias” durante poco más de dos meses y sí, después de 3 años desde que realicé mi último rotatorio de prácticas y después de haber pasado dos años formándome como residente he aprendido la realidad de lo que es “ser el nuevo” en un servicio. Y no, no me ha gustado nada.

Me explico, Urgencias es uno de los servicios más interesantes, más activos, llenos de vida y donde mayor información y formación se maneja. De todos los turnos que realicé allí, ningún día salí con la sensación de no haber aprendido muchísimo, ni de sentirme orgullosa de mi profesión. Aprendí sobre técnicas, manejo del estrés, enfermedades, protocolos, pero sobre todo de LA VIDA. Y es que urgencias te da una cura de humildad y a la vez que te invita a conocer miles de historias de personas tan diferentes que para bien o para mal te alimentan y te ayudan a crecer como enfermera.




¿Me arrepiento de haber elegido la opción de urgencias? (en mi caso tuve la suerte de poder elegir) NUNCA. Que te lancen directamente al campo de batalla es lo que mejor curte a los grandes guerreros, por lo que no puedo si no alegrarme de haber tomado esta decisión. ¿Lo que mejor he aprendido? Como NO quiero llegar a ser JAMÁS como profesional.

Decirle a los “veteranos” que piensan que llegamos para acabar con su paciencia y que le quitamos su puesto de cotilleo a su amiga Puri, que damos lo que sea por trabajar para que se puedan ir ellas de vacaciones, y que hoy soy mejor profesional gracias a ellas, las que no me ayudaron cuando debía responder a 3 consultas a la vez de médicos que no daban abasto, solo porque estabas fumando un cigarro (o un paquete) para relajarte, esas que por perturbar su hora de descanso te hace buscar por medio ala a la médico responsable cuando tienes una alteración analítica indicativa de fallo miocárdico en lugar de facilitarte el paso a observación para proceder a la monitorización de tu paciente, esa que no entiende que los protocolos están para cumplirlos pero el primer día nadie los completa a la perfección, que poner un camisón no equivale a subir doce pisos a la pata coja, o preguntar por el hecho de querer saber simplemente, no es señal de ir buscándoles el fallo.  Nadie nace sabiendo de todo, y todos hemos empezado alguna vez en algún servicio, hospital, ciudad…


Por otro lado sí que puedo destacar, y es por ello por lo que me alegro también de esta elección, a aquellos GRANDES profesionales que no dudaron en echarme una mano cuando me vieron desbordada, que resolvieron cada duda con paciencia e incluso muchas ganas, que recibieron mi curiosidad como algo positivo y me alentaron a seguir por ese camino, los que me dieron ánimo cuando alguna Puri intentó dárselas de jefaza conmigo y los que me sacaron una sonrisa por considerarme una más de la familia de Urgencias.


Se va acabando mi primera experiencia como enfermera “novata” y aunque mi primera casa no ha sido la de la primaria, puedo decir con mucho orgullo que puedo considerarla como una experiencia que SUMA de forma muy positiva en mi carrera y que me acerca un paso más a la figura profesional que algún día me encantaría llegar a ser.

Hay que disfrutar de cada día, cada momento, cada oportunidad, es por ello que doy la bienvenida, un mes más, a nuevos sueños, proyectos, retos y sonrisas.


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